Antes de contaros nuestro viaje, deciros que Florencia es una ciudad espectacular, de las más bonitas que hemos visitado, y que no podéis dejar de conocer.
Por las combinaciones que tenemos de lineas aéreas desde Valencia y por el coste de los vuelos (volar a Florencia directamente era carísimo), volamos hasta Pisa, y la verdad es que no nos arrepentimos. Como llegamos por la tarde, reservamos en el NH Pisa (Fuimos en el 2.011 y el hotel estaba bastante nuevo, las habitaciones muy luminosas y confortables, un poco alejado del centro turístico, pero Pisa no es muy grande y se puede ir andando perfectamente a cualquier sitio, y estaba situado junto a la estación, perfecto para el día siguiente coger el tren hacia Florencia).
Desde el aeropuerto Galileo Galilei, compramos un billete de autobús que nos dejó en la misma puerta del Hotel. Como llegamos un poco tarde, dejamos las maletas en la habitación y salimos a cenar inmediatamente (a ver si nos moríamos de hambre….) y comenzamos la búsqueda de un sitio para cenar, y lo encontramos rápidamente, a poco más de 300 metros del hotel, en la La Lupa Ghiotta y cenamos unas pizzas de su horno de leña, buenísimas, finas y crujientes, como a nosotros nos gustan.
Resultó que llegamos la noche de Haloween y todos los estudiantes de Pisa se debieron disfrazar esa noche, dándole un ambientazo a la ciudad.
A la mañana siguiente nos levantamos prontito, desayunamos en las inmediaciones del hotel (no recuerdo dónde) y nos fuimos a visitar la ciudad, ya que habíamos planificado recoger las maletas de la habitación antes de las 12, y coger el tren a Florencia.
Nada más salir del hotel y con el mapa guiandonos, nos topamos con el río Arno,que luego volveríamos a encontrarnos en Florencia.
Después de cruzar el puente, nos metimos por las estrechas calles de la ciudad antigua (Calle Borgo Stretto) y fuimos avanzando hacia los monumentos más conocidos por Giousué Carducci (que es una calle turística pero no excesivamente), pasamos junto a las murallas y al girar hacia la izquierda por la calle Via Cardinale Maffi Pietro y conforme íbamos avanzando nos quedamos sin habla, estábamos viendo uno de conjuntos monumentales mas bonitos que habíamos visitado, y no sólo por la famosa Torre, sino por los edificios adyacentes y por el simple espacio ajardinado circundante, que realza sobremanera la arquitectura en piedra del lugar.
No subimos a la Torre por falta de tiempo, pero vamos, viendo la inclinación, tampoco nos hacía mucha gracia. Salimos de la zona por la Via Santa Maria, para volver recorriendo tranquilamente la ciudad.
Fuimos a por las maletas al Hotel, cogimos el tren para Florencia y en menos de una hora, estábamos en la capital de la Toscana. Fijaros en los horarios y la duración del trayecto, por que hay algunos trenes que tardan bastante mas de una hora, ya que paran en todas las estaciones (el que nosotros cogimos paraba en algunas pero no en todas).
Fuimos andando desde la estación de Santa Maria Novella, hasta el hotel, que lo teníamos en la misma Piazza Signoria, el Relais Piazza Signoria, que no es en sí un hotel, sino una mezcla entre apartamentos y hotel, que está dentro de un mismo edificio bastante antiguo. Las habitaciones están totalmente reformadas, y es un lujo estar en el corazón de la ciudad, además disponían de una pequeña cocina a la entrada de la habitación.
Como os decía al principio, la ciudad es una pasada, hay infinidad de sitios para visitar, estos son algunos de los que visitamos:
- Ponte Vecchio
- Catedral, el Campanile de Giotto y el Battistero di San Giovanni. La subida a la cúpula es no apta para personas con vértigo o claustrofobia (se sube entre dos cúpulas).
- Piazza de la Signoria, con el Palazzo Vecchio, la copia del David y la Galería de los Uffizi (reservar por internet para ahorraros horas de cola para entrar)
- Mirador de Miguel Angel
- Palacio Pitti con los jardines de Boboli (cruzando el río Arno, después de un pequeño paseo)
- Iglesia Santa María Novella, Iglesia de la Santa Croce
- Paseo por la Via de Tornabuoni que es una de las calles más lujosas del centro histórico.
Por supuesto hay también otros muchos rincones bonitos, que podéis aconsejarnos, para cuando volvamos…. que volveremos.
Y para comer en Florencia, no podéis dejar de ir al Restaurante del Fagioli, en Corso dei Tintori 47, muy cerca de la Santa Croce. Fuimos con la familia italiana que vive en la Toscana (nuestros queridos Andrea y Juani) y disfrutamos con comida Fiorentina típica en un restaurante no turístico. Espectacular, dejaros aconsejar por el camarero. Podéis ver fotos de la comida tanto en su Facebook, como en Tripadvisor.
Luego visitamos parte de la Toscana, aunque no tuvimos mucho tiempo. Estuvimos hospedados en la Azienda Agrituristica Castel d´Acone, preciosa y cómoda, esos días estuvimos solos, pero nos comentaban que en verano suele estar completa. Es necesario disponer de coche para moverte por la Toscana.
Visitamos el Castillo y las Bodegas Baroni Ricasoli, que están a menos de 80 km, pero tardamos casi dos horas en llegar, imaginaros como son las carreteras. Además hay que tener mucho cuidado con los radares, hay en todos los pueblos. Hicimos la visita guiada y luego una cata, estuvo muy bien, los italianos tienen un marketing espectacular. Pero sobre gustos, no hay nada escrito, y aunque alguno de los vinos que probamos estaban muy buenos, creo que la relación calidad/precio de los vinos españoles, hoy en día es mejor. A continuación comimos en el restaurante junto al castillo, y el conjunto de Visita – Cata – Comida estuvo genial.
También fuimos a ver, Londa (cerca de la Azienda), precioso pueblo con su puente y el Lago (la pizza en el restaurante junto al lago está muy buena, aunque yo en esa cena ya había pasado mi límite de ingesta de comida).
Bueno como resumen os digo lo mismo que como empecé, no podéis dejar de visitar Florencia y por supuesto la Toscana.
Correr, Comer y Viajar 
Que bellas fotos, me encaría estar ahí… te invito a conocer México, dandote una vuelta por mi blog.
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Bonitas también tus fotos, nosotros sólo estuvimos de paso por allí, en Cozumel y Tulum, muy bonito, aunque demasiado turístico. Un abrazo.
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